viernes, 2 de septiembre de 2011

LA CULTURA COMO MERCANCÍA - TILCARA: UN CASO DE ESTUDIO


LA CULTURA COMO MERCANCÍA

TILCARA: UN CASO DE ESTUDIO

Tesis de Grado
Julia Svatetz.
Licenciada en Turismo
Universidad Abierta Interamericana.
Facultad de Hospitalidad y Turismo.
e-mail: julia_sva@hotmail.com / juji07@hotmail.com

ÍNDICE GENERAL    

  • 1. INTRODUCCIÓN
  • 2.  OBJETIVOS
    • 2.1  Objetivos Generales
    • 2.2   Objetivos Específicos
  • 3. PATRIMONIO E IDENTIDAD: Problemas conceptuales
    • 3.1  El Lado Oscuro del Turismo Cultural
    • 3.2  Cuando el Turismo es Conflicto  
      • 3.2.1  La Imagen del Destino
      • 3.2.2  ¿Turismo Sustentable?
    • 3.3 El Patrimonio: un producto comercial naciente
  • 4.   METODOLOGÍA
  • 5.  TILCARA: Estudio de caso
    • 5.1  Los Andinos y su reseña histórica
    • 5.2  La Quebrada de Humahuaca: breve reseña histórica
    • 5.3  Quebrada de Humahuaca: ubicación geográfica
    • 5.4  Tilcara: aspectos geográficos e infraestructura
  • 6.   TILCARA: Trabajo de Campo
    • 6.1  Los Datos en Número
    • 6.2  Construcciones y Calles Típicas de Tilcara
    • 6.3  Entrevistas
  • 7. RESULTADOS DEL TRABAJO DE CAMPO
  • 8. CONCLUSIÓN
  • 9. AGRADECIMIENTOS
  • 10. BIBLIOGRAFÍA

“La civilización que confunde a los relojes con el tiempo,
al crecimiento con el desarrollo
y a lo grandote con la grandeza,
también confunde a la naturaleza con el paisaje,

mientras el mundo,
laberinto sin centro,
se dedica a romper su propio cielo”

    Eduardo Galeano


1. INTRODUCCIÓN

“Desde que se declaró Paisaje Cultural de la Humanidad a la Quebrada de Humahuaca, Tilcara esta siendo sometida a un despojo de tierras, a una discriminación profundamente marcada y a una inseguridad en crecimiento. Después de la declaratoria, los lugareños comienzan a ser parte del paisaje y lo más importante a la hora de promocionar la localidad. Es por dicha razón que se toma a la cultura como una mercancía, como una nueva forma de comercialización del sistema capitalista” 
 
Es a partir de esta aparente contradicción que el presente trabajo tiene como objetivo analizar las tendencias del turismo cultural, en relación con el patrimonio y la identidad de las comunidades del noroeste argentino. Al mismo tiempo, se analiza el impacto del turismo masivo en la Quebrada de Humahuaca, puntualmente en la localidad de Tilcara, luego de la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad en el año 2003 y las diversas transformaciones sufridas a partir de la misma.
Para ello es necesario destacar que el concepto de "lo cultural" está vinculado a la idea de patrimonio, entendido originalmente, como el uso o posesión de los bienes producidos como consecuencia de estos procesos "culturales" (Naya, 2005).
Así, el Patrimonio Cultural de cada grupo social esta compuesto por el Patrimonio Tangible, el Patrimonio Intangible y el Patrimonio Viviente; y los mismos se construyen históricamente, como resultado de interacciones sociales y otorgan especial sentido de pertenencia e identidad a la sociedad que los originó (DGP, Dirección General de Patrimonio).
Asimismo, el patrimonio tiene que ver con la identidad de un grupo (es decir, como éste se concibe a si mismo) más que con una idea preestablecida de que es o puede ser “patrimoniable” (Fernandez, 2004). Esta identidad, según Ballesteros (1997), esta relacionada con la especificidad, la diferencia y la idiosincrasia individual y colectiva.
En resumen, el patrimonio, muchas veces identificado con la herencia, es en sí mismo un concepto que alude a la historia, que entronca con la esencia misma de la cultura y es asumido directamente por los grupos locales. De manera que el patrimonio es la síntesis simbólica de los valores identitatarios de una sociedad que los reconoce como propios (Santana Talavera, 1998). Además, puede agregarse que hacer referencia a identidad es considerar elementos culturales reciclados, reelaborados, transformados, como si cada sociedad tuviera la capacidad de ser alquimista de si misma (Sanmartín, 1993).
Consecuentemente, cabe destacar que, cuando la cultura se toma como una mercancía ésta puede constituirse en una forma de explotación de las comunidades por parte de los consumidores de exotismo. Según Cóceres (2003), es de suma importancia evitar que el turismo se constituya en una nueva expresión de colonización, donde la mercancía explotada sea la cultura, donde se compren rituales, se manipule la idea de patrimonio con criterios arbitrarios de inclusión y exclusión, y donde el turismo cultural únicamente signifique consumo suntuario de exotismo para coleccionistas de experiencias alternativas.
Para ello, es necesario que el turismo cultural pase primero por la voluntad de las comunidades; eso significa una comunidad adecuadamente asesorada, a objeto de que el turismo contribuya a la unidad del pueblo y no a la confusión como lo viene haciendo.
Hay que reconocer el derecho a la autodeterminación de las comunidades a participar o no de esta actividad, pues, por un lado, la presencia de los turistas puede significar la alteración del ritmo de vida tradicional, y, por otro, puede exigir, en determinado momento, la “especificación de su cultura”, o sea, actuar de determinada forma para satisfacer las expectativas de los turistas. Las comunidades deben tener la libertad de conservar, recrear y adaptar sus formas de expresión cultural y social a esta situación nueva de mayor interacción con el mundo que nos rodea. Los pueblos no deben ser “zoologilizados” (sensu NAyA, 2001) para una mayor venta de su cultura, sea por su exotismo o por su pobreza. Deben participar activamente de los beneficios económicos del turismo y del progreso tecnológico que este puede traer, si así lo desean, y no deben ser tratados como fósiles vivientes para el agrado de los turistas urbanos en busca de paraísos perdidos (NAyA, 2001).
Es a partir de esto que el presente trabajo intenta centrar la discusión, y de cómo dicha apreciación puede ser observada en un caso de estudio en particular, como la localidad de Tilcara.
No obstante, este análisis puede ser proyectado hacia otros destinos turísticos con características similares.

2. OBJETIVOS 

2.1 Objetivos Generales

- Abordar críticamente las tendencias del turismo cultural, en relación con el patrimonio y la identidad de las comunidades.
- Caracterizar el impacto del turismo causado en la localidad de Tilcara luego del reconocimiento de la UNESCO como Paisaje Cultural de la Humanidad en el año 2003.

2.2 Objetivos Específicos

- Analizar las transformaciones sufridas por las comunidades tomando como referencia las dimensiones de esos cambios en los propios habitantes.
- Observar en forma directa la impronta que el Turismo Cultural deja en Tilcara.

3. PATRIMONIO E IDENTIDAD: Problemas conceptuales                              

En este trabajo se intenta primeramente remarcar ciertos significados con el propósito de que cada concepto se articule en un marco teórico que los englobe.
Tal como se ha expresado anteriormente, el concepto de "lo cultural" está emparentado con la idea de patrimonio, el cual se entiende como el uso o posesión de los bienes producidos como consecuencia de estos procesos "culturales" (Equipo Naya, 2005).
En este sentido, el concepto es amplio e incluye tanto sus entornos naturales como culturales, debido a que abarca los sitios históricos, los emplazamientos y entornos construidos, los paisajes, así como la biodiversidad , los grupos de objetos diversos, las tradiciones pasadas y presentes, y los conocimientos y experiencias vitales. Registra largos procesos de evolución histórica, constituyendo la esencia de diversas identidades nacionales, regionales, locales, indígenas y es parte integrante de la vida moderna (ICOMOS, Comité Científico Internacional de Turismo Cultural, 2006).
De esta manera, el Patrimonio Cultural de cada grupo social esta constituido por el Patrimonio Tangible (Mueble e Inmueble); por el Patrimonio Intangible y por el Patrimonio Viviente; y los mismos otorgan especial sentido de pertenencia e identidad a la sociedad que los originó.
Se entiende por Patrimonio Tangible a las manifestaciones sustentadas por elementos materiales productos de la arquitectura, el urbanismo, la arqueología, la artesanía, etc.:
El patrimonio tangible mueble comprende los objetos arqueológicos, históricos, artísticos, etnográficos, tecnológicos, religiosos y aquellos de origen artesanal o folklórico que constituyen colecciones importantes para la ciencia, la historia del arte y la conservación de la diversidad cultural del país. Entre ellos cabe mencionar las obras de arte, libros manuscritos, documentos, artefactos históricos, grabaciones, fotografías, películas, documentos audiovisuales, artesanías y otros objetos de carácter arqueológico, histórico, científico y artístico.
El Patrimonio tangible inmueble está constituido por los lugares, sitios, edificaciones, obras de ingeniería, centros industriales, conjuntos arquitectónicos, zonas típicas y monumentos de interés o valor relevante desde el punto de vista arquitectónico, arqueológico, histórico, artístico o científico, reconocidos y registrados como tales. Estos bienes culturales inmuebles son obras o producciones humanas que no pueden ser trasladadas de un lugar a otro, ya sea porque son estructuras, por ejemplo, un edificio, o porque están en inseparable relación con el terreno, como, un sitio arqueológico, por ejemplo el Pucará de Tilcara (DGP, Dirección General de Patrimonio, 2006).
Por su parte, el Patrimonio Intangible se define como el conjunto de formas de cultura tradicional y popular o folclórica, es decir, las obras colectivas que emanan de una cultura y se basan en la tradición. Estas tradiciones se transmiten oralmente o mediante gestos y se modifican con el transcurso del tiempo a través de un proceso de recreación colectiva. Se incluyen en ellas las tradiciones orales, las costumbres, las lenguas, la música, los bailes, los rituales, las fiestas, la medicina tradicional y la farmacopea, las artes culinarias y todas las habilidades especiales relacionadas con los aspectos materiales de la cultura, tales como las herramientas y el hábitat (UNESCO).
El Patrimonio Viviente es el patrimonio más valioso que tiene un pueblo. Los seres humanos están dotados de un espíritu creador, que es su facultad distintiva, la que los diferencia de los demás organismos vivos. Es importante considerar que las distintas expresiones, manifestaciones y creaciones como la música, la danza, los ritos, las fiestas, las cuales se han mencionado en el concepto de Patrimonio Intangible, no existen físicamente. Se puede contar un cuento, y este puede estar escrito, pero la forma de contarlo no queda registrada. Este acto, entre muchos otros, son de naturaleza intangible, y están encarnados en las habilidades o técnicas de quienes las realizan: patrimonio viviente (DGP, Dirección General de Patrimonio, 2006).
En consecuencia, la preservación de tales bienes culturales intangibles implica antes que nada, la preservación y transmisión de las habilidades y técnicas necesarias para la creación. En 1992 la UNESCO estableció el sistema de "Tesoros Humanos Vivientes", entendido este como:
“personas que encarnan, que poseen en su grado más alto, las habilidades y técnicas necesarias para la producción de los aspectos seleccionados de la vida cultural de un pueblo y para la existencia continua de su patrimonio cultural material”.
Es importante tener en claro los conceptos mencionados con antelación debido a que la Quebrada de Humahuaca fue incluida en el rubro de Paisaje Cultural. Ésta es una nueva categoría, en la que los bienes patrimoniales representan una síntesis entre paisajes naturales y recorrido cultural, debido a que la zona de la Quebrada fue la vía inevitable de comunicación entre el Alto Perú y el Virreinato del Río de la Plata (Consejo Federal de Inversiones, 2003).
De igual modo, el patrimonio tiene que ver con la identidad de un grupo más que con una idea preestablecida de que es o puede ser patrimoniable realmente. Esta identidad, según Ballesteros (1997), esta relacionada con la especificidad, la diferencia y la idiosincrasia individual y colectiva. Así, la identidad de una comunidad comienza a formarse a partir de la negación. Esto significa que toda sociedad logra ser a partir de los elementos que la diferencian del resto de las sociedades (Sanmartín, 1993).

3.1 El Lado Oscuro del Turismo Cultural.

El turismo cultural es un proceso social que tiene como elemento distintivo la referencia al conjunto de procesos simbólicos que denominamos cultura, así como a sus productos.
Turismo cultural es visitar otra comunidad en tanto portadora de cultura, que implica conductas sociales de actuar distintos a los del turista, donde los sistemas simbólicos son también parte de la experiencia que hace del turismo una concepción esteticista.
Es por eso que acercar la cultura al turismo implica darla a conocer como un emergente de procesos históricos que se expresan en instituciones y prácticas sociales siempre cambiantes y contingentes, intentando trascender la visión que postula la cultura como un producto acabado y definido desde una concepción inmóvil (Naya, 2006).
En ese sentido el turismo también forma parte de los procesos que contribuyen a la construcción, reconstrucción y modificación continua de un tejido de significaciones que se suele denominar cultura.
La posición de una cultura respecto de su abordaje turístico debe ser estudiada desde una visión crítica y problemática, que imbrique procesos socio-económicos e históricos y donde resulte de primordial importancia aquello que los sujetos, inmersos en dicho proceso, entienden acerca de lo que es el turismo cultural. Esta importancia surge de un contexto ético, que parte de la idea de respeto por la multiplicidad de formas culturales de la humanidad, y de una perspectiva pragmática, ya que es sabido que cualquier intento de transformación o gestión será inútil si los protagonistas del mismo no están profundamente implicados en él.
De este modo, cabe resaltar que la conjunción entre lo turístico y lo cultural implica crear espacios de interacción donde los turistas y las comunidades puedan dialogar respecto del universo de significaciones y concepciones del mundo de la cultura a la cual se acercan, y de las perspectivas que sus mutuas diferencias hacen posibles (Naya, 2006).

3.2 Cuando el Turismo es Conflicto

Considerando todo lo expresado hasta aquí, es necesario destacar algunos aspectos de importancia vinculados al concepto del turismo cultural. En este sentido, el turismo no puede ser visto como una industria en el estricto concepto del término, porque aunque comparta con ésta ciertas características de mercado, sus productos no son, ni serán en ningún caso, almacenables materialmente. Por otra parte, el turismo representa mucho más que el hecho histórico de desplazamiento o emigración, hay que reconocerlo como un fenómeno moderno unido directamente a los mecanismos de la sociedad de consumo, amparado por una fuerte intermediación y una temporalidad individualmente limitada, lo cual favorece el anonimato, la conformidad y la ausencia de responsabilidad de sus practicantes (Santana Talavera, 2004). Ello supone, al considerarlo un sistema abierto, que su sola existencia implica desde la demanda hasta las áreas receptoras, involucrando a infraestructuras de oferta, promoción, venta, entorno de recreación, alojamiento, culturas de origen, cultura local y cultura homogeneizada del turista.           
En teoría, no es necesario el contacto directo turista-anfitrión para que se den efectos e impactos, debido a que la mera señal de los turistas y sus comportamientos pueden inducir a cambios sobre los residentes permanentes. Así, la presencia de corrientes turísticas en un núcleo receptor posibilita la coexistencia de dos realidades separadas: el universo del turista y el universo del residente (Pi-Sunyer et al. 1992.), en el mismo espacio físico. De esta manera, el turista está separado de sus anfitriones por factores de dominio, la distinción ocio-trabajo y todas las diferencias culturales, que se muestran en situaciones particulares que serán el mayor factor de influencia en el entendimiento o rechazo. Ahora bien, los encuentros se modelan como constante adaptación de experiencias y estereotipos, donde se pasa fácilmente de las relaciones tradicionales al mercadeo del pasado, lo cotidiano y lo inventado como tal (Santana Talavera, 1994).

 

3.2.1 La Imagen del Destino

Desde el punto de vista economicista, el turismo se ha conformado como una parte integral e importante de la economía de muchas regiones.
En la práctica, las diferencias entre el deber y el ser son notables. En primer lugar, son los tour-operadores los que monopolizan la mayor parte de los negocios controlando e imponiendo políticas de precios, desde el transporte al alojamiento, exigiendo las variaciones oportunas en la imagen creada, de manera que contengan siempre cierto grado de atractivo exótico, más confort, servicios y seguridad.
Consecuentemente, esa imagen creada suele diferir de la imagen real del entorno en promoción y, en aras de la máxima satisfacción del cliente, ésta última debe adaptarse a lo vendido, es decir, que lo cotidiano, por extensión de la lógica de mercado se reinventa en una copia cuya calidad se mide en términos de parecido a (Santana Talavera, 1993). Ello implica no sólo cambios en el entorno físico-natural, sino también de determinadas labores, costumbres, comportamientos o tradiciones (que pasan en la mayoría de los casos de ámbitos privados, públicos o comerciales). De esta forma, se les involucra en un entorno auténtico, preparado y presentado de forma que evoque la revitalización de experiencias únicas, pasadas o posibles, así como para que despierte deseos y gozos del disfrute de la épica de los contrastes naturales y humanos, todo ello en un juego cargado de mensajes subliminales que incitan a estos individuos consumidores a la apropiación simbólica del destino-escenario, bien señalado en los folletos turísticos. 
El efecto se vuelve especialmente complejo y confuso cuando se hacen explícitas diferentes formas de explotación de la sociedad de destino, que son percibidas por los residentes o grupos de ellos como una destrucción inaceptable de la estructura social y los valores culturales propios. 
Es indudable que el turista viaja cargado de un amplio bagaje de estereotipos, debido a su caracterización particular de índole sociocultural-económica y de los creados ex profeso por los intermediarios del viaje. Sus expectativas e ilusiones acerca del paisaje, la cultura, la comunidad o las actividades ociosas a practicar en el lugar escogido van a influir en los encuentros a establecer.
De manera que dependiendo de la frecuencia, número, tipo y familiaridad en los contactos, se produce una gradual y paralela deshumanización (Pi-Sunyer, 1992), por una parte, de los locales hacia los foráneos, perdiendo el turista el carácter de persona en aras a su explotación como recurso, y por otro lado, de estos últimos hacia lo local, descontextualizando la cultura del destino.
Siempre influidos por esta relación de explotación mutua, los impactos producidos pueden ser clasificados en físicos, socioeconómicos y socioculturales, mostrándose en un amplio espectro y variabilidad según los contextos, lo cual hace difícil la comparación de casos y, por ende, establecer un modelo único sobre el que basar las predicciones para su prevención o refuerzo según se consideren negativos o positivos.
Aún así, en el plano de los impactos socioculturales, se han identificado una serie de items que influyen en la relación-actitudes de los residentes con los turistas (Lankford y Howard, 1994): el grado de dependencia económica del turismo (cuando hay mayor dependencia hay una actitud menos favorable); el grado de compromiso en la toma de decisiones (menor compromiso implica menos aceptación); el nivel de conocimiento y contacto con los turistas; y, por último, el nivel de desestructuración y desarraigo en la población local (la mayor desconexión social-intergeneracional y el menor reconocimiento simbólico del área como propia genera conflictos) (Santana Talavera, 1994).
Consecuentemente, vale la pena resaltar que el incremento de visitas turísticas a un lugar determinado está aceptado por antropólogos y sociólogos como un elemento de suma importancia en los procesos de aculturación. Lo cual significa, que el turista es visto como el agente de contacto entre culturas y es de esta manera la causa primordial del cambio cultural.
Al respecto, el turista y lo que espera del encuentro, suele estar definido por la imagen del destino que le fue vendida por el operador. Dicha imagen ha sido creada en base a cánones de lo estéticamente dotado de hermosura y en las expectativas extraídas de las poblaciones potencialmente convertibles en turistas. De esta forma, la cotidianidad del lugar se adorna con diferentes formas, colores y emociones que lo transfiguran en una copia exportable y continuamente adaptable a la demanda supuesta (Santana Talavera, 1994).

3.2.2 ¿Turismo Sustentable?

En la actualidad el turista se interesa cada vez más por las experiencias culturales exóticas (Robinson, 1999). Como anteriormente se ha mencionado, la presencia del mismo puede atentar contra la cultura local. Es así, como el resultado de esta interacción muchas veces no es grato, ni para las comunidades residentes, que perciben el poder adquisitivo de los turistas como una amenaza contra su cultura, ni para los turistas que se llevan una tradición meramente escenificada, en lugar de obtener de dicha interacción experiencias auténticas (Robinson, 1999).
Con respecto al desarrollo sostenible, se puede observar cómo el entorno natural ha suscitado preocupación desde hace ya varios años, pero hubo escasos esfuerzos para instaurar un turismo cultural sostenible. Al menos no existen demasiadas publicaciones que relacionen sustentabilidad con desarrollo cultural turístico.
Actualmente, la Organización Mundial de Turismo (OMT), parte de la idea de que el turismo engendra armonía cultural. Dicha organización asigna como misión la de promover el entendimiento mutuo y la paz. Sin embargo, se puede decir, que no esta comprobado que el turismo favorezca la cohesión mundial. La realidad es que se han generado en torno a él, numerosos conflictos culturales. De este modo, el turismo constituye un vector de la mundialización, siendo capaz de provocar cambios radicales e irreversibles en la cultura de las comunidades anfitrionas (Robinson, 1999).
Como resalta Santana Talavera (1994), mencionado con antelación, el conflicto existente entre el turista y el anfitrión es posiblemente el más evidente. De esta manera, surge una diferencia radical en cuanto al objeto que cada una de las partes persigue: el primero se entrega a una actividad de esparcimiento, el segundo trabaja. Es así, como el turista llega con un sin número de expectativas, mientras que los residentes no tienen idea alguna de cómo se va a desenvolver el turista.
Otro conflicto, que se puede observar en los países en vía de desarrollo, es el de los promotores y organizadores de viajes de la industria turística internacional, con su capacidad de persuasión y su fuerte poder económico. Es así, que vale destacar, como el turismo puede transformar a las culturas autóctonas en meros bienes de consumo. Una de las principales causas de este conflicto es que la mercantilización de las culturas se inicia fuera de la localidad. Estas quedan reducidas al mundo bidimensional de folletos, los cuales presentan lugares amenos y evocan las culturas mediante textos superfluos.
Actualmente, por ejemplo, las publicidades de las Islas Canarias incluyen además del  cálido clima y fastuosas playas, la bondad de su gente y el tipismo ancestral de su cultura. En algunos casos de situaciones no laborales, como las fiestas de carnaval en Santa Cruz de Tenerife y la romería de San Isidro en la Orotova (Isla de Tenerife), son los poderes públicos los que con fines turísticos venden el encuentro con autenticidad cultural. Sin embargo, estas fiestas se han convertido en espectáculos que insumen grandes presupuestos y que tratan, en todo momento, de fortalecer la presencia de foráneos. Fue así, como con el tiempo se han modificado las pautas tradicionales, se ajustaron a conveniencia las fechas de realización, los encuentros se han convertido en reuniones multitudinarias y se comenzó a cuidar los escenarios y la presentación. Todo ello choca con los deseos de participación activa y refuerzo de la identidad de los autóctonos (Santana Talavera, 1994).
Un nuevo ejemplo que se puede citar es el mercado del agricultor de Tacoronte, en la Isla Tenerife, donde se mantiene la venta directa de productos cultivados al cliente. En un principio fue pensado para aumentar los ingresos de los productores y obtuvo una gran acogida pública. A pesar de esto, algunas agencias de viajes y tour-operadores lo tomaron como elemento típico y lo incluyeron dentro de sus excursiones. En poco menos de un año la cantidad de extranjeros aumento abruptamente. Sin embargo, con el alto número de visitantes las compras no han aumentado, sino que por el contrario, los ingresos fueron decreciendo. De este modo, los compradores locales fueron alejándose del mercado. Así, los vendedores intentando captar a los extranjeros como clientes, adornaron la presentación de los productos e incluyeron nuevos productos comprados a terceros. Al ofrecer una imagen diferente, el espíritu del mercado cambió, y perdió su carácter de auténtico (Santana Talavera, 1994).
En ambos casos expuestos se da un proceso de transformación de la cultura local, que se ve alterada y vaciada de su significado originario. El hecho de que los residentes sufran la presión derivada de la cantidad de turistas, sumado al aumento de precios a nivel general, la escasez del suelo, la disminución de las fuentes de ingresos tradicionales y la marginación laboral y social en los espacios compartidos, ha traído consigo a que en varias ocasiones se manifieste cierto antagonismo no generalizado. En estos casos las actividades cotidianas son absorbidas por el sistema turístico. Situación que se repite en diferentes lugares del mundo, como por ejemplo la localidad de Tilcara, en Argentina.
Asimismo, pueden también producirse conflictos entre los diversos sectores de la comunidad anfitriona. Muchas veces sucede, que los que trabajan en la economía turística tienen objetivos diferentes de los perseguidos por los agricultores o pescadores, como ejemplo.
Es de este modo que puede observarse que la perspectiva de ganar fuertes divisas en forma acelerada, y por lo general con una mínima inversión, seduce a los gobiernos en vía de desarrollo que procuran fomentar el turismo. Esto trae aparejado la falta de políticas turísticas sustentables, que beneficien a las comunidades locales.
Todos los esfuerzos para promover el turismo cultural sostenible deben basarse netamente en una cooperación activa con las culturas locales. Un turismo cultural sostenible además de reconocer el valor de la diversidad cultural, considera ofrecer a los residentes un foro donde los mismos puedan participar en las decisiones que afectan a su porvenir. Es decir, las comunidades anfitrionas deben tener la posibilidad de decir no al turismo masivo, y si lo aprueban, imponer algunos principios (Robinson, 1999).
Hay algunos casos que, gracias a la redistribución de los recursos turísticos, los pueblos aborígenes comienzan a pasar de la condición de proveedores de experiencias culturales a la de propietarios y administradores; este es el caso de Amaicha del Valle (Tucumán). Los principios básicos que llevó adelante dicha localidad, pueden considerarse de tipo sustentables:
- Carácter no renovable de los recursos culturales arqueológicos.
- Protección de interés público (Ley 23.473)
- Preservar y conservar
Fue así, como el Instituto de Arqueología de la Universidad Nacional de Tucumán fue convocado por la Comunidad de Amaicha del Valle para asesorar, investigar y proponer acciones tendientes a promover el desarrollo turístico del valle, con un fundamento científico-educativo en función de la puesta en valor del patrimonio arqueológico. De este modo, el proyecto del Instituto se baso en promover el conocimiento arqueológico, en capacitar y realizar museos de sitio y centros de interpretación. El objetivo general fue incorporar a Amaicha como parte de un patrimonio cultural regional a ser usufructuado por la comunidad local; así como también, generar fuentes de trabajo y evitar impactos negativos de su cultura por acción del turismo convencional.  Desde el punto de vista arqueológico, dicha localidad, cuenta con una cantidad, diversidad, variedad y densidad de sitios adscribibles a distintas etapas del proceso cultural regional. A diferencia de otros lugares, Amaicha del Valle hizo uso de su Patrimonio Cultural para una actividad económica, como el turismo, no partiendo del sector empresarial o gubernamental, sino de la misma comunidad indígena como promotora empresaria del turismo en sus tierras comunales (Aschero; et al. 1995).
Así, construir un turismo sostenible en torno a la idea de consentimiento cultural implica que la actividad turística convencional pueda ser rechazada de plano. El verdadero reto es instaurar mecanismo que hagan participar plenamente a las culturas locales y que le transfieran además, el derecho sobre el tipo y la envergadura del turismo que desean, con las limitaciones culturales que ellos mismos hayan fijado.

 

3.3 El Patrimonio: un producto comercial naciente

La autorreflexión sobre las representaciones culturales es un elemento básico en el diseño de un proyecto, especialmente si trata de preservar los recursos culturales autóctonos –simbólicos y sociales- y reducir la posibilidad de una alineación a causa de un proyecto, o al menos, limitar la promoción de lo exótico que sólo beneficiaría a la empresa promotora y al turista.
Del lado de lo popular, hay que preocuparse menos por lo que se extingue que por lo que se transforma. Nunca hubo tantos artesanos, ni músicos populares, ni semejante difusión del folclore, porque sus productos mantienen funciones tradicionales (dar trabajo a indígenas y campesinos) y desarrollan otras modernas: atraen a turistas y consumidores urbanos en busca de exotismo que hallan en estos bienes culturales signos de distinción, referencias especialmente personalizadas que los bienes industriales no brindan (Canclini, 1992)
Vale la pena resaltar la importancia de que el turismo cultural pase primero por la voluntad de las comunidades, lo que significa, como se mencionó anteriormente, una comunidad bien informada, con el objetivo de que el turismo contribuya a la unidad del pueblo y no a la confusión como lo viene haciendo.
Como ya fue citado, hay que tener en cuenta:
- La autodeterminación de las comunidades a participar o no de las actividades.
- El libre derecho de las comunidades a conservar y recrear su cultura.
- La participación de dichas comunidades en los beneficios que el turismo trae consigo. 
En fin, que las comunidades locales no sean atractivos turísticos, sino prestadores de servicios y propietarios de equipamientos turísticos; actores plenos, con inserción económica y social principalmente (NAyA, 2006), y que el turismo no se constituya en una nueva forma de colonización donde la mercancía explotada sea la cultura.
Consecuentemente, sería de interés que el patrimonio no sea creado para el disfrute y beneficio de una elite que se constituye en meros consumidores con independencia de los valores y significados sociales que se reconocen como parte de una cultura.
De esta manera, el patrimonio debe ser cuidado y conocido por todos, en tanto parte de una cultura viviente, y por consecuencia, siempre móvil: nadie debe exigir derechos únicos o reclamar exclusividad sobre las posibilidades de hacer o conocer cultura. El patrimonio es una construcción sociocultural, y en cuanto tal, política (Cóceres, 2005).

4. METODOLOGÍA

El presente trabajo de investigación estuvo orientado a realizar un análisis de la localidad de Tilcara, su historia, su evolución y su condición actual. El fin fue abordar críticamente las tendencias del turismo cultural, en relación con el patrimonio y la identidad de las comunidades, particularmente de Tilcara, e indagar sobre sus características y sus transformaciones.
Tal proceso de investigación requirió la búsqueda de fuentes de investigación diversas, consistente en datos primarios y secundarios. Respecto a estos últimos, se consideró la búsqueda de documentación bibliográfica concerniente a las tendencias del turismo cultural hoy, a problemáticas conceptuales de identidad y patrimonio, al riesgo que sufren estos con el turismo, así como también a la interacción entre turista y anfitrión, y sus posibles consecuencias. Además se ha investigado sobre Tilcara y su contexto.
Por otro lado, y desde el punto de vista de las fuentes primarias o el trabajo de campo propiamente dicho, en el mes de agosto de 2006, se desarrollaron diversas entrevistas a diferentes personas de la localidad y zonas aledañas: lugareños, municipales, funcionarios, nuevos habitantes, entre otros. Las entrevistas realizadas fueron de tipo abierta, pero siguiendo siempre las mismas pautas en las preguntas, con el fin de obtener resultados de interés para este trabajo.
Asimismo, se desarrolló una inspección ocular de dicho sitio: las casas tradicionales, las nuevas construcciones, los sitios arqueológicos y los museos, los mercados y los centros más concurridos, como así también, los lugares más inhóspitos. Paralelamente se realizó un relevamiento fotográfico incluyendo las construcciones ancestrales y las nuevas viviendas.
Además se recopilaron datos estadísticos de la Secretaría de Turismo de la localidad y del Instituto Interdisciplinario Tilcara, sobre el crecimiento de turistas del 2006 respecto del 2003.
El siguiente paso fue reunir toda la información recabada y articular las entrevistas, con los datos estadísticos, el relevamiento bibliográfico y los resultados de la inspección ocular y de las fotografías.

5. TILCARA: Estudio de caso. 

5.1 Los Andinos y su Reseña Histórica.

En las punas, sierras, valles y quebradas del Noroeste Argentino, así también como en las sierras centrales de Santiago del Estero y Córdoba, las montañas y oasis de Cuyo, la historia tiene alrededor de 15000 años. Estas regiones desde sus comienzos tuvieron una fuerte vinculación entre sí. Esto se da primordialmente en el Noroeste con las culturas y civilizaciones andinas que unen a la Argentina con Bolivia, Perú y norte de Chile, entre otros (Magrassi, 1987)
Es de suma importancia para este trabajo tener en cuenta la extensa historia del Noroeste Argentino, y si bien, como se dijo con antelación, es parte de una región más amplia, a los fines de este trabajo nos centramos en el noroeste de nuestro país. Dicha región es una de las zonas patrimonialmente más ricas de la Argentina. Posee un legado cultural que data de miles de años, con restos arqueológicos fácilmente observables en sus zonas rurales y sepultados en sus áreas urbanas. Y gracias a su sincretismo cultural, desde hace quinientos años, una herencia tradicional resguardada en arte, ritos religiosos, folklore, entre otros.
Es por esto que se pretende realizar a continuación una breve reseña histórica del Noroeste Argentino.
Las sociedades de pastores y agricultores andinos tienen una historia que se inicia aproximadamente a mediados del primer milenio antes de la era, con la aparición de comunidades aldeanas productoras de alimentos. Estas comunidades agroalfareras aparecen con un desarrollo económico y tecnológico significativo, hecho que sugirió que habrían irrumpido grupos procedentes en el norte del territorio argentino ya complejos y que además, se habían asentado en diferentes regiones aisladas entre sí, desarrollando con el tiempo peculiaridades regionales estilísticas y tecnológicas.
Es un factor importante para el análisis del desarrollo de las sociedades agroalfareras andinas la diversificación ambiental típica de un paisaje de montaña. En primer lugar, debido a que las diversas culturas que se sucedieron a lo largo de la historia se distribuyeron de tal modo que, si se supone al noroeste argentino como un área cultural en su totalidad, se podrán distinguir dentro de ella subáreas que incluyen particulares manifestaciones culturales que se dan dentro de un determinado ambiente físico (Otonello y Lorandi, 1987).
En segundo lugar, las sociedades andinas, pudieron establecer asentamientos humanos permanentes no únicamente en base a una economía agrícola, sino también, a través de un particular sistema de complementariedad de bienes de uso y de consumo que pudo desarrollarse gracias a la diversificación ambiental del área que las alberga.
Asimismo, los contextos de las sociedades andinas agrícolas son mucho mas variados y ricos; sus patrones de instalación y las transformaciones del medio son más significativos, lo cual permite realizar ajustes más precisos en la reconstrucción de la historia cultural a partir de la identificación de periodos. Se entiende por periodo cultual, a un lapso limitado por fechas estipuladas (a veces según las regiones o los cambios culturales), que engloba expresiones culturales que comparten determinadas estructuras socioeconómicas, desarrollos tecnológicos similares y superestructuras religiosas y artísticas equivalentes que se dan dentro de un espacio determinado. 
Es así como pueden distinguirse los siguientes periodos:
Figura 2.
Periodos Andinos
PERIODOSDESDEHASTA
Periodo Incaico1480 d.C.1530 d.C.
Periodo Tardío1000 d.C.1480 d.C.
Periodo Medio650 d.C.1000 d.C.
Periodo Temprano600 a.C.650 d.C.
Fuente: elaboración propia.
Período Temprano: Las manifestaciones culturales de las comunidades agroalfareras determinan cambios reveladores en el modo de vida con respecto a las comunidades de recolectores especializados, que las antecedieron en el ámbito andino. Es evidente en el Período Temprano la estabilidad de los asentamientos humanos. Las culturas de éste período están caracterizadas por la aparición de poblados agrícolas estables y por una actividad artesanal que revela destreza, especialmente en las técnicas de la escultura de piedra, la utilización del telar para la confección de tejidos y la fabricación de cerámica. Los estilos cerámicos más característicos son de la cultura Candelaria, Condorhuasi y la Ciénaga.
Se comprueba un fluida comunicación de distintas comunidades regionales. Estas intervinculaciones debieron ser básicamente  estimuladas por la necesidad de complementar las economías de autosubsistencia local a través de algunos intercambios imprescindibles.
Período Medio: El mismo esta representado por la cultura de Aguada, la cual está vinculada en su génesis con la de Ciénega del Período Temprano. A pesar del distinguido carácter de la cultura Aguada y de su personalidad estilística, se mantiene muchas de las características básicas de la organización sociopolítica del Período Temprano, especialmente las características del patrón de instalación, el cual continua siendo de carácter aldeano. Los cambios parecen haber sido cuantitativos más que cualitativos.
En este período se observa un aumento de la población, un mejoramiento de las obras comunales dedicadas a la agricultura y una identificación más precisa de las jerarquías vinculadas al poder. Otro aspecto importante es la especialización artesanal que revela una gran capacidad de ejecución técnica y en la expresión artística.
Período Tardío: Entre el 800 y el 1000, una vez desaparecido el predominio de Aguada, van a surgir varias culturas regionales como resultado de la reelaboración de lo preexistente. El aumento de la población, la tecnología agraria más desarrollada, un sistema de abastecimiento basado en la producción especializada, dirigida al autoabastecimiento, la reducción de la dependencia con grupos extraños, fueron algunos de los factores reunidos que interactuaron y se alimentaron recíprocamente hasta conformar un tipo de sociedad diferente. En la nueva sociedad, las pequeñas aldeas eran insuficientes y dieron paso a concentraciones de viviendas no planificadas que constituyeron centros aglutinados donde la población permanecía reunida. Es posible que a finales de este período se haya comenzado a insinuar en algunos lugares aislados un proceso de urbanización naciente y una tendencia hacia la especialización de funciones.
En el orden tecnológico y artesanal, durante éste período se generaliza la utilización del bronce para instrumentos y armas. La escultura en piedra, tan desarrollada durante el periodo anterior, desaparece pero se realizan tallas en madera. Los textiles son abundantes y de una excelente calidad (Otonello y Lorandi, 1987).
Período Incaico: La formación del estado incaico en Perú y su expansión territorial fueron procesos rápidos; el mismo alcanzó en su expansión el territorio del noroeste argentino y el norte de Chile. Estas regiones constituyeron los confines meridionales del imperio.
Los señoríos del noroeste argentino no parecen haber opuesto gran resistencia. Los sitios incaicos no presentan la evidencia de una ocupación militar efectiva, las fortalezas son escasas y sugieren más una actitud previsora que agresiva.
Los objetos de procedencia peruana encontrados son pocos, sin embargo son muy numerosos los productos locales a los que se agregaron rasgos estilísticos incaicos como resultado de la incorporación de una moda a consecuencia de la influencia que ejerció la cultura incaica sobre los pueblos que quedaban bajo su control.
En resumen, la cultura incaica en expansión condujo a situaciones complejas de contacto cultural. El encuentro entre las sociedades que eran afines y entre las que  habían mantenido contactos antes de la expansión imperial dio por resultado una imbricación cultural más que una ruptura. Este suceso marca una tajante diferencia con respecto al estado de cosas posterior a la conquista europea que implicó una situación de destierro de la sociedad tradicional (Otonello y Lorandi, 1987).
Finalmente, posterior a la conquista europea, se establece un Periodo Hispano-Indígena, durante el cual conservan, a pesar de la presencia de los europeos, cierta vigencia las manifestaciones culturales tradicionales en proceso de desestructuración (Otonello y Lorandi, 1987).
La tradición cultural andina se desarrolló a lo largo de dos milenios. Las diversas culturas que se integraron fueron diferenciándose a lo largo del tiempo, conservando, sin embargo, un cierto número de rasgos comunes. Desde los inicios de la tradición, se practica una economía agrícola complementada con el pastoreo de auquénidos.
Es trascendental destacar en este trabajo que el patrón de asentamiento siempre fue estable. Varía desde la aldea, en los Periodos Temprano y Medio, hasta los pueblos aglomerados en el Periodo Tardío. El tipo de patrón de asentamiento en las aldeas ha perdurado a lo largo de más de un milenio (Otonello y Lorandi, 1987).
De repente a fines del siglo XX, estas provincias asistieron de lleno a un doble impacto: el Turismo y la Globalización, con todos los pro y los contra que estas realidades acarrean.
Es así como en la actualidad la venta de terrenos caracteriza a toda la Quebrada de Humahuaca. La misma se concentra en herederos emigrantes, en propietarios externos y en la venta de tierras fiscales.

5.2 La Quebrada de Humahuaca: breve reseña histórica.

Hasta mediados de 1800 Tilcara se caracterizaba por ser una comunidad indígena, la cual poseía las tierras de forma colectiva. Subsiguientemente a 1840, se aplicó para toda la Quebrada de Humahuaca, la ley de Enfiteusis; mediante la cual se declaraba a las tierras de la Quebrada como fiscales, permitiendo a los foráneos y a las familias terratenientes su apropiación a cambio del pago de una tasa mínima.
Los reclamos de las comunidades indígenas no fueron tomados en cuenta alegando la vigencia de una Ley Provincial del año 1833, que pertenecía a la legislatura de Salta, por la cual se abolían dichas comunidades. De este modo, las comunidades ya no tenían derecho alguno.
Una nueva Ley en el año 1860, autoriza las ventas de las tierras enfitéuticas; a partir de aquel momento, los encargados de administrar estos procesos, son los terratenientes más significativos de la Quebrada (Belli; Argañaraz; et al. 2005).
Desde la creación de estas leyes, gran parte de las poblaciones indígenas, por no decir su totalidad, se convirtieron en pequeños propietarios rurales. En la mayoría de los casos, estas poblaciones no contaban con documentación probatoria de propiedad.
Especialmente a partir de las primeras décadas del siglo XX, los integrantes de estas comunidades pudieron subsistir vendiendo su fuerza de trabajo en las minas, en los ingenios azucareros, o con las manufacturas. Fue con el desarrollo industrial, que se dio simultáneamente con el gobierno peronista, que estas personas migraron a las grandes urbes, para vivir en condiciones de extrema miseria. Sin embargo, algunas conservaron sus tierras.
De igual modo, el patrimonio cultural y natural de la Quebrada de Humahuaca se fue manteniendo tanto por los herederos de los pueblos originarios, como así también por los migrantes provenientes de la puna.
Tilcara fue cambiando a lo largo de los años; así, para los años 70, dicha localidad se convierte en una “Villa Veraniega” por excelencia, de las familias salteñas, tucumanas y jujeñas que construyeron sus casas a posteriori de la epidemia de fiebre amarilla que asoló el noroeste argentino y que en Tilcara tuvo baja repercusión debido a que el agua no se encontraba contaminada. De esta manera y con los años fue que se presentó en la localidad un escenario de distinción social en el que la población local ocupa el lugar de la subordinación. Este hecho se profundizó con la declaración de la Quebrada de Humahuaca como paisaje Cultural de la Humanidad por la UNESCO, en el año 2003, y se acentúa cada vez más en Tilcara (Belli; Slabutsky; et al. 2005).

5.3    Quebrada de Humahuaca: ubicación geográfica

Es de suma importancia en este trabajo la ubicación geográfica de la ciudad de Tilcara y de la Quebrada de Humahuaca en su conjunto, para poder comprender su historia y sus conflictos actuales. 
La Quebrada de Humahuaca, provincia de Jujuy, fue declarada, como ya se mencionó, Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Durante la sesión realizada el 2 de julio de 2003 en París, el valle andino, que se extiende por 155 kilómetros en el noroeste argentino, obtuvo el voto unánime de los 21 integrantes del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
La presentación ante la UNESCO de la documentación que fundamentó la candidatura de la Quebrada, se envió en enero de 2002, y la misma se elaboró en el marco de un convenio entre el Consejo Federal de Inversiones (CFI) y la Provincia de Jujuy, el cual fue firmado en junio de 2001 por el gobernador de la provincia de Jujuy, Eduardo Fellner y el secretario general del CFI, Ing. Juan José Ciácera. Los estudios técnicos se efectuaron a través de la asistencia técnica y financiera del CFI (Actas del Consejo Federal de Inversiones, 2003).
La Quebrada de Humahuaca constituye un itinerario cultural de 10.000 años. Los pueblos quebradeños enlazan historia y tradiciones de raíces ancestrales. Se trata de un paisaje cultural único en el mundo, ya que algunos pueblos indios de la zona conservan creencias religiosas, ritos, fiestas, arte, música y técnicas agrícolas que son un patrimonio viviente, motivo importante para que fuera declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO (Proyecto Quebrada de Humahuaca, 2002)
De este modo, fue incluida en el rubro de Paisaje Cultural. La misma es una nueva categoría, en la cual los bienes patrimoniales representan una síntesis entre paisajes naturales y recorrido cultural, debido a que la zona de la Quebrada fue la vía inevitable de comunicación entre el Alto Perú y el Virreinato del Río de la Plata (Actas del Consejo Federal de Inversiones, 2003).
Respecto a su espacio geográfico, la Quebrada de Humahuaca comienza a 39 kilómetros de San Salvador de Jujuy, por la Ruta Nacional número 9, y abarca unos 170 kilómetros de valles y montañas trazadas de sur a norte. La misma se encuentra entre los 2000 y 4000 metros de altura sobre el nivel del mar, y tiene una franja de 13 kilómetros de ancho.
Se considera en este recorrido a Volcán como la primera localidad de la Quebrada, desde San Salvador de Jujuy. Próximamente está Tumbaya, Purmamarca, Posta de Hornillos y Maimará. Luego se encuentra Tilcara, Huacalera y prontamente el pueblo de Humahuaca e Hipólito Irigoyen. El recorrido finaliza con Tres Cruces.
Entre sus atracciones culturales más importantes se encuentra el Pucará de Tilcara, una fortificación que los aborígenes construyeron en la cima de una montaña, desde donde se domina el valle y los caminos de acceso (Actas del Consejo Federal de Inversiones, 2003).
El recorrido de la Quebrada de Humahuaca tiene como eje central la ruta Nacional Número 9 (Proyecto Quebrada de Humahuaca, 2002)

Mapa 1
Quebrada de Humahuaca

  

5.4 Tilcara: aspectos geográficos e infraestructura

Tilcara se encuentra enclavada a 2465 metros sobre el nivel del mar, a la vera del Río Grande, sobre la Ruta Nacional número 9, a 84 kilómetros al norte de San Salvador de Jujuy. Tiene una superficie de 1.845 kilómetros cuadrados (Municipalidad de Tilcara, 1999). Esto hace que la localidad cuente con un fácil acceso y por ende, que sea muy concurrida.
El clima en esta región del país es del tipo seco a templado, pero a medida que se gana altura la temperatura disminuye considerablemente. La temperatura media anual es de 20º centígrados. Tilcara limita al norte con Humahuaca; al sur, con Tumbaya; al este, con Valle Grande y Ledesma y al oeste, con los departamentos de Humahuaca y Tumbaya.
Según en censo realizado en el año 2001, Tilcara cuenta con 5640 habitantes (INDEC). Sin embargo, esta cifra a crecido considerablemente en los últimos años, suponiendo un aumento del 30 % aproximadamente (WelcomeArgentina, 2006). Respecto a la población, no se han encontrado documentos que se refieran con claridad a sus orígenes, pero se puede resaltar que un gran porcentaje de la población actual de Tilcara es originaria del exterior y de otras provincias de la Argentina como Buenos Aires, Salta, Tucumán, Catamarca, entre otras.
Considerada como la Capital Arqueológica de Jujuy, posee el Museo del Instituto Interdisciplinario de Tilcara, ponderado como uno de los más importantes de la especialidad.
A escasos kilómetros del centro de la comarca se puede conocer el Pucará ("fortaleza") edificado por los primitivos habitantes de la Quebrada de Humahuaca sobre morros policromáticos (WelcomeArgentina, 2006).
Tilcara cuenta además con el Museo de Pintura, el museo arqueológico “Dr. Eduardo Casanova”, el Museo de Escultura y el Museo del Carnaval, entre otros.
El Calendario de Fiestas Tradicionales es uno de los incentivos turísticos más interesantes de Tilcara. Se puede resaltar un gran número de fiestas: El enero tilcareño, El carnaval,  Semana Santa, San Santiago, Fiesta de Santa Ana, Culto a la Pachamama, el Día de todos los Santos y el Día de la Tradición, entre otras.
Con respecto al alojamiento, Tilcara cuenta con dos hoteles, doce hosterías, seis posadas, tres cabañas, cuatro hospedajes, dos hostales y dos residenciales. Sin embargo, a la fecha, hay un mayor número de alojamientos, debido a que se han construido nuevos, que no se registraron aún en la Web, y a que los hospedajes ofrecidos por los tilcareños no cuentan con promoción y registro alguno, hecho que es muy importante resaltar.

6. TILCARA: Trabajo de Campo

6.1. Los Datos en Números

En este apartado se expresarán algunos datos numéricos actuales de la localidad de Tilcara, con respecto a estadísticas que fueron solicitadas en el trabajo de campo realizado en dicho sitio durante el mes de agosto de 2006. Los datos expuestos surgen de diferentes estadísticas, que dan cuenta de turistas que visitaron Tilcara en los últimos cuatro años aproximadamente. Se obtuvo así, el porcentual de crecimiento de turistas del 2005 respecto del 2000 y 2003.

Tabla 1.

Estadísticas de turistas que visitaron Tilcara. Cantidad de visitas mes por mes.

AñoEneFebMarAbrMayJunJulAgoSepOctNovDicTotal
2003236110746877843663428843182352345585488502
2004308413858411045421437105253035343936344310393
2005366116411341832325385140662532838246763912032
200638741116952993259405937-------
Total129804216382136541371156942791473916116613881630
Fuente: Elaboración propia basada en los números de la Secretaría de Turismo de Tilcara (2006).
Se puede observar la vía de crecimiento luego de la declaración de la Quebrada de Humahuaca como paisaje  la Cultural de la Humanidad en el año 2003; notándose en el mes de Enero una diferencia importante en el número de visitas con respecto a los restantes meses. Es importante resaltar que estos datos corresponden únicamente a los turistas que se acercaron a la Secretaría de Turismo de la localidad, por lo que el número de visitantes indudablemente debe ser mayor.

Tabla 2.

Localidad de Tilcara. Porcentual de crecimiento de turistas del 2005 respecto del 2003.

Localidad de Tilcara. Porcentual de crecimiento de turistas del 2005 respecto del 2003
Fuente: elaboración propia basada en datos de la Secretaría de Turismo de Tilcara.
Se puede apreciar un importante aumento anual de turistas en el período correspondiente a 2003-2005. En el año 2004, 10393 turistas visitaron la localidad, un 22% más que en el 2003 y un 19,5% menos respecto al 2005. Es decir que el crecimiento anual de visitantes es del 20% aproximadamente.
En el siguiente cuadro, se muestra el crecimiento de visitantes al Pucará de Tilcara, registrado a través de las entradas vendidas, como un indicador de los movimientos turísticos.

Tabla 3.

Pucará de Tilcara. Curva de visitantes del año 2000 con respecto al 2004.Pucará de Tilcara. Curva de visitantes del año 2000 con respecto al 2004.

Fuente: Patrimonio en el Noroeste Argentino. Instituto Interdisciplinario Tilcara.
Hay que tener en cuenta que el año 2001 y 2002 fue un periodo de profundas crisis en nuestro país. Durante once años en la Argentina, como parte de la ley de convertibilidad,  se mantuvo la paridad entre el dólar y el peso, pero en enero de 2002, se decidió derogar esa paridad, llegando a establecer en esas épocas una nueva relación de cuatro pesos por cada dólar. De ahí en más una profunda crisis caracterizó al país (Ceccato, 2005)
Pese a esto, el movimiento turístico de la Quebrada de Humahuaca se vio incrementado en los últimos años, después del colapso del 2001, proyectándose para el 2004 casi una duplicación de los visitantes con respecto del 2000, alentados por la búsqueda de la naturaleza, pero sobre todas las cosas limitados por la devaluación de la moneda que restringió los viajes al exterior. Dicha variación del tipo de cambio, favoreció a la Argentina y a esta región en particular por el rotundo incremento de turistas extranjeros.

6.2 Construcciones y Calles Típicas de Tilcara.

Figura 1.
Fuente: Fotografías propias.
Figura 2.
Fuente: Fotografías propias.
Figura 3.
Fuente: Fotografías propias.
      Figura 4.
Fuente: Fotografías propias.

6.3 Entrevistas.

En este apartado se hace referencia a las fuentes de información consultadas en Tilcara. El mismo obedece al trabajo de campo realizado en el mes de agosto del 2006. Aquí se reflejan diferentes tipos de información recabada de: lugareños, municipales, inversores, funcionarios y turistas. Los nombres de los entrevistados fueron cambiados para no comprometer a ninguno de ellos.
En lo referido a la promoción del lugar, Manuel (Secretaría de Turismo de Tilcara), cuenta que la misma ha crecido mucho en los últimos años, debido a que propietarios extranjeros, fundamentalmente, aunque también salteños, tucumanos, porteños y catamarqueños, que tienen hospedajes de calidad, promocionan los mismos por medio de sus páginas web junto a los atractivos de Tilcara. Este funcionario resalta que por esta razón los turistas llegan en la mayoría de los casos con sus reservas a la secretaría preguntando por los hospedajes promocionados por la Web, que son en su totalidad de forasteros y con precios internacionales, debido a que los viejos hospedajes tilcareños no cuentan con promoción alguna. 
Por otro lado, la Municipalidad le da prioridad a los extranjeros o mejor dicho “a los no lugareños”, vendiéndoles tierras a precios extremadamente económicos para luego ser cotizados cinco veces más que el precio inicial. De esta manera los foráneos pueden montar sus negocios, cualquiera sea. Por ejemplo se están vendiendo terrenos a cinco mil pesos para luego ser cotizados a treinta mil.
Por su parte, el número de habitantes en la localidad ha crecido considerablemente en estos últimos tres años; un 30% o más que en el 2002. Actualmente viven en Tilcara un gran número de personas de Buenos Aires y alrededores. Otra modalidad de cohabitación parcial es la que ejercen muchos tucumanos, salteños y extranjeros, quienes han instalado sus emprendimientos con fines lucrativos en la localidad, pero en su mayoría no residen en forma permanente en la villa.
También Laura (empleada en un negocio de venta de alfajores típicos, cuyos dueños son de la ciudad de San Salvador de Jujuy), da cuenta del aumento de la población luego del reconocimiento de la UNESCO, subrayando un alto número de porteños radicados en la localidad.
Destaca, por otro lado, que si bien el turismo ha crecido y en algunos casos ha traído beneficios económicos, la mayor parte de los negocios son de forasteros, y en muchas ocasiones estas personas ni siquiera están dispuestos a contratar a la gente del lugar.
Insiste, en que los tilcareños, en la mayoría de los casos son empleados con sueldos mínimos, que rondan entre $1 o $1,5 la hora, en negocios ubicados estratégicamente  y en donde se produce un ingreso de dinero importante por el alto número de ventas.
Julia (nacida en Tilcara, empleada en este momento de un local de ropa y artesanía, de propietarios de la ciudad de Tucumán) da cuenta también del crecimiento del turismo y la cantidad de personas de diferentes provincias y extranjeros que están invirtiendo en el lugar. Resalta que una parte considerable de la renta se va no solo fuera de Tilcara y la provincia, sino también al exterior. 
Cree que el turismo ha traído beneficios económicos, pero los mismos se pierden ya que los costos de vida han aumentado mucho; los alquileres y las propiedades han subido en estos últimos años un 50%. Resalta, al igual que Laura, los problemas que hay con las tierras debido a que en muy pocas ocasiones existen documentos; expresando:
“Están llegando personas con papeles, reclamando tierras que han pertenecido por generaciones a los tilcareños”
Sostiene además que uno de los impactos culturales que amenaza parte del paisaje urbano es debido a la contaminación arquitectónica observada, que pareciera no detenerse. En este sentido la informante habla de las nuevas construcciones que se están realizando que contrastan con las típicas casas tilcareñas de adobe y de un único piso en la mayoría de los casos. Cree que estas cosas van a hacer perder el encanto y la identidad del lugar. No hay que olvidar que la identidad esta relacionada con la especificidad, la diferencia y la idiosincrasia individual y colectiva y que el Patrimonio es la síntesis simbólica de los valores identitatarios de una sociedad.
Por otro lado, doña Ana (tilcareña de 70 años), quien desde hace veinte años alquila habitaciones con baño compartido en el centro de la localidad, habla de los cambios ocasionados en los últimos tiempos. Cree que hoy en día el número de alojamientos ha crecido abismalmente ya que se ha tornado un negocio para muchas personas extranjeras y de otras provincias. Además opina que los nuevos hospedajes han cambiado, que cuentan con mayores servicios y superiores estructuras; esto hace difícil la competencia para los lugareños, con la consecuente pérdida de trabajo por no contar con los recursos necesarios para refaccionar sus negocios o por encontrarse en lugares aislados. Resalta que su trabajo le sirve únicamente para subsistir, puesto que tiene que cobrar precios mínimos para que los turistas vayan.
Menciona asimismo que en los últimos años, la vida de los lugareños se fue transformando, la plaza del pueblo que antes era el lugar de reunión obligado de todos los pueblerinos, en la actualidad es una plaza invadida por turistas y por puestos de artesanía estandarizada. Resalta que durante el verano tilcareño se colma durante todo el día y noche de turistas que:
 “se emborrachan y drogan, rompen vidrieras y roban casas; hechos  que primitivamente no acontecían”.
Conjuntamente destaca, que desde que llegaron los “hippie”, denominación que los lugareños le dan a los forasteros “artesanos”, llego la droga y nuevas formas de vida.
Al igual que Manuel, Ana cree que se están vendiendo a foráneos terrenos a precios extremadamente económicos.
Asimismo, Federico (Suiza), quien está hace tiempo viviendo en el Noroeste debido a la realización de un trabajo de investigación, marca al igual que Ivana, las rápidas transformaciones en la fisonomía del poblado: en lugares que hace tres meses no existían edificaciones hoy están levantando construcciones atípicas de ladrillo y cemento, con más de un piso o construyendo nuevos hospedajes ambientados con el lugar por los materiales de construcción utilizados pero que no respetan las estructuras. 
A diferencia,  Pedro (Salta), vive de la artesanía hace ocho años en Tilcara, y tiene otra perspectiva del lugar y su gente. Cree que la problemática y el crecimiento de la población no se debe al turismo y menos a la declaración de Patrimonio, sino que piensa que es por el mismo progreso y por ser un lugar de paso, ya que tiene fácil acceso. Con respecto al trabajo en artesanías, labor destacada en el noroeste argentino, cree que en los últimos tiempos hay una estandarización e industrialización de los productos, ya que ni siquiera lo realizan los nativos con sus propias manos. Es importante resaltar aquí que, teniendo en cuenta su opinión, cuando se lo indaga a cerca del concepto de patrimonio, aclara que no entiende su significación, para que es ni como se mide.
Denota que la pérdida de identidad y la invasión del turismo la observa en algunas festividades, destacando entre las tantas fiestas tilcareñas, el carnaval, donde concurren hoy miles de personas y se festeja durante todo el día y la noche, hecho que no acontecía años atrás.
Cuando se le pregunta acerca de la Municipalidad de Tilcara, Pedro expresa:
“Mejor que la Municipalidad no participe, todo lo que hace es terriblemente triste. Por ejemplo, publicó un almanaque en donde en cada mes tenía una foto con una frase, uno de los meses tenía una foto de un pié y en su costado decía pie rústico, ¿yo me pregunto existe un pie rústico? Estas son sólo algunas de las marcas identitatarias de exotismo que señala el Estado Municipal”
Elena (Instituto Interdisciplinario Tilcara, perteneciente a la Universidad de Buenos Aires), quien vive hace años en el pueblo, afirma que los problemas territoriales se dan en toda la Quebrada de Humahuaca, debiéndose principalmente a las promesas no cumplidas por parte de los funcionarios del gobierno. Resalta que hay una lucha permanente ya que los terrenos son ancestrales, tienen una historia y por ende una identidad y hoy están siendo usurpados. Marca además, que los nuevos propietarios son principalmente europeos, franceses en su mayoría, tucumanos, salteños y catamarqueños y en menor cantidad de la ciudad de Buenos Aires. Tales personas son dueñas en la actualidad de hospedajes de calidad, de la mayoría de los negocios turísticos, restaurantes, locales de artesanías, entre otros.
Distingue algo de suma importancia del antes y el después de la declaración de Patrimonio en el 2003:
“Antes de la declaratoria se promocionaban de la Quebrada de Humahuaca únicamente objetos, por ejemplo: el Pucará de Tilcara, El Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, las salinas, sitios arqueológicos, entre muchos otros.
Después de la declaratoria la gente comienza a ser parte del paisaje y se torna lo más importante a la hora de promocionar el lugar.”
Asimismo, Santiago (Purmamarca),  dueño de dos locales de ropa y artesanías en dicho poblado, observa a Tilcara como uno de los casos más negativos después de la declaración de la Quebrada, por su perdida de identidad, por su invasión, por la gran cantidad de inversiones extranjeras, por el aumento en la población, entre otros factores; responsabilizando principalmente a las autoridades Municipales, debido a que no cuentan con medidas políticas de protección y de prioridad para el lugareño.
Por su parte, Rubén (Buenos Aires), quien vive hace dos años en Tilcara, cree que el poblado esta creciendo muy abruptamente sin una planificación en cuanto a construcciones, tránsito, etcétera. Cuenta que en verano no se puede transitar por las calles de Tilcara, que la Plaza Grande se llena de autos con música, gente que se emborracha, alterando el ritmo de vida del lugareño. Menciona que antes el verano tilcareño durante el día era más intimo y se masificaba un poco más durante la noche; en la actualidad no sucede lo mismo.
Del mismo modo, Tomás, colectivero de San Salvador de Jujuy, quien realizo por muchos años el tramo Jujuy - Tilcara expresa al igual que los tilcareños la preocupación por las tierras y la gran usurpación del lugar.
Al mismo tiempo, habla de la promoción de la Quebrada de Humahuaca luego de la declaración, marcando que la misma no se promociona desde la capital provincial, sino desde la ciudad de Salta, con el lema: “visite Salta, conozca la Quebrada de Humahuaca”. Cree que sin políticas que beneficien al local, el turismo, aunque siga creciendo como lo viene haciendo, no va a traer beneficios económicos, ya que las prioridades no se le dan al lugareño. Además piensa, al igual que el resto de los entrevistados, que tanta invasión esta trayendo como consecuencia una pérdida identitataria importante y un cambio en el ritmo de vida.
Doña Clara, quien desde el surgimiento del mercado en la plaza principal, trabaja en un puesto de artesanías en tejidos, cuenta que los trabajos manuales cada vez son menos valorados y que los turistas prefieren más la ropa que se trae de Bolivia, ya que son más baratas. Piensa que por esta razón su trabajo se fue perdiendo y toda la plaza se estandarizo con los mismos productos industrializados y no-locales.

7. RESULTADOS DEL TRABAJO DE CAMPO

El reconocimiento por parte de la UNESCO de la Quebrada de Humahuaca como paisaje Cultural de la Humanidad en el año 2003, implicó por parte de las empresas turísticas y el estado provincial de Jujuy un conjunto de acciones tendientes al ordenamiento jurídico y a la valorización inmobiliaria; proceso que tiende a convertir el capital de la población local en mercancías a disposición de un segmento acotado de mercado decidido a apropiárselas. Esto provocó que en la localidad de Tilcara predominen actualmente los inversores foráneos.
De esta manera el estado apunta a multiplicar las operatorias turísticas y pondera, además, el señalamiento notorio de marcas identitarias de exotismo y la puesta en valor de los diferentes espacios, como si estos fuesen escenarios condensados.
Se trata de un nuevo proceso de conversión en mercancía de territorios cuyo valor económico para la producción agricultora o ganadera es bajo (Censo Agropecuario, 2002), brindando de esta manera la posibilidad a sectores privados y extranjeros de capitalizarse a través de la apropiación de tierras fiscales y privadas de escaso valor de compra y que al cabo del proceso de patrimonialización concluyen multiplicando cuatro o cinco veces el precio inicial.
Como muestran las imágenes la contaminación arquitectónica impacta a nivel cultural amenazando el paisaje típico del lugar. Esto demuestra una vez más la falta de políticas sustentables, de respeto de la identidad y de planificación urbana de la Municipalidad.
Figura 5.
Serie de fotos de construcciones nuevas.
Fuente: Fotografías propias.
En la actualidad el 21% de las personas mayores de 14 años se sostiene con planes sociales que complementan los ingresos provenientes de la agricultura y los trabajos precarios (Belli, Argañaraz; et al. 2005)
El Turismo no produce empleos estables; los niveles salariales son mínimos, rondan actualmente entre $1 y $1,5 la hora. La población local continúa ocupando un lugar de subordinación. La oferta de capacitación, con el aval municipal a través de cursos para mozos y mucamas, determina la posición asignada a la población local, es decir, a los tilcareños.
En realidad la Quebrada continúa siendo un lugar de circulación más que de estadía, mientras que el centro receptivo sigue siendo la ciudad de Salta. De allí, fundamentalmente, operan las compañías de Turismo, captando el valor producido por la patrimonialización de la Quebrada e ingresandolo a los circuitos financieros internacionales. La cantidad de plazas disponibles aumentó en Salta un 37% entre el 2000 y el 2003 (Belli; Slavutsky, 2005).
Es importante remarcar de este apartado que una de las características del proceso actual del capitalismo en los países dependientes o periféricos se relaciona con la redefinición de los territorios y las prácticas culturales en función de su integración a los circuitos de producción y consumo (Belli;et al. 2005).
De esta manera, la globalización ha impactado en el noroeste argentino, no solo a nivel de la estructura económica social, sino también valorizando elementos y representaciones que eran considerados inherentes a las poblaciones locales.

8. CONCLUSIÓN

De acuerdo al análisis de la bibliografía consultada y a los resultados obtenidos en el trabajo de campo realizado se puede concluir que:
• La preocupación que existe en la Argentina. por el patrimonio es relativamente reciente.
• Las declaraciones de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO están sirviendo al sistema mundial actual como factor de reestructuración económica, política y social. Una nota distintiva de la noción de patrimonio es el tratamiento de los bienes materiales o simbólicos como mercancías. De este modo, la cultura se toma como una nueva forma de capitalización de dicho sistema. Así, juegan en este proceso formas coactivas de tipo político y social sobre las familias precarizadas.
• En los últimos años el Estado se ha encargado de transformar ciertos elementos culturales con el objetivo de atraer a consumidores de exotismo, perdiendo de este modo la autenticidad de los mismos, es decir, especificando la cultura de las comunidades para satisfacer las expectativas de los turistas. Se trataría entonces de procesos diferentes de patrimonialización, entendidos éstos como mecanismos de apropiación de los sectores hegemónicos hacia los subordinados. Así, el logo Patrimonio de la Humanidad se convirtió en cierto modo en una “marca-lugar” potencialmente turística.
• El incremento de visitas turísticas a un sitio determinado está admitido por antropólogos y sociólogos como un elemento de suma importancia en los procesos de aculturación. Es decir, que el turista es visto como la causa esencial del cambio cultural. Dicha situación puede transformar a las culturas autóctonas en meros bienes de consumo.
• Las principales causas del conflicto planteado en este trabajo es que la mercantilización de la cultura se inicia fuera de la localidad. Así, se destaca la marcada ausencia, en todo el proceso de patrimonialización, de la población local. Esta situación se posiciona en el centro de los problemas sociales actuales de la localidad de Tilcara y constituye uno de los primordiales focos de apriete entre la comunidad local y sus nuevos habitantes e inversionistas foráneos. Para evitar esto, se ratifica una vez más la importancia de respetar la voluntad de las comunidades a participar o no del turismo cultural masivo, al modo que quieran darle a dicha participación y a los tiempos que ellos crean necesario para su adaptación a la nueva situación.
• Pareciera existir una discordancia entre los discursos gubernamentales sobre la distribución social de los beneficios que traerá el desarrollo turístico “sustentable” y las acciones concretas que el Estado implementa diariamente en esta área. La mayoría de los proyectos no están sustentados sobre estudios de impacto social y ambiental y las experiencias negativas no están siendo capitalizadas. Es importante que desde la formación universitaria comiencen a analizarse los impactos y que a los mismos se les de la suficiente importancia, porque es a partir del reconocimiento que se puede lograr un turismo cultural sustentable.
• Al hilvanar en este estudio de caso diferentes aspectos del turismo cultural se reflejaron problemas conceptuales del mismo y de otros términos que dicho concepto engloba. Sino se aplica algún sistema en el que estas significaciones concreten su significado, las mismas seguirán presente en los niveles de confusión.
• La localidad de Tilcara, como caso de estudio, es un claro ejemplo de la realidad contemporánea, debido a que esta sufriendo un importante y progresivo proceso de transformación desde diversos puntos de vista. El trabajo de campo realizado en la localidad durante el mes de agosto de 2006 y todo lo que el mismo implicó, permitió constatar como estas transformaciones están impactando en la comunidad y como las mismas pueden ser interpretadas como una expresión más o menos directa del grado de subordinación del pueblo Tilcareño.
• El trabajo permitió verificar que las modificaciones en el paisaje urbano están aconteciendo; generando de esta manera exotismo en el espacio propio: hosterías, casas de artesanías, bares, usos de tiempos distintos, plazas invadidas, artesanías estandarizadas, pérdida de manualidades, la música que alteraba el ritmo de vida sólo en las vacaciones hoy en día es durante todo el año, mayor circulación de vehículos, inseguridad en aumento, modificaciones en las festividades milenarias, nuevos propietarios con títulos inciertos, entregas indiscriminadas de tierras fiscales, no respeto de la propiedad de otros. Hasta el momento éstos son sólo algunos de los resultados fácilmente comprobables de la declaratoria de la UNESCO. La categoría “patrimonio”,  implica una forma de valorización típicamente capitalista.
• Tilcara, es un modelo clave donde la elocuencia política se pone de manifiesto: “las nuevas hosterías y los turista extranjeros generarán oportunidades laborales y una mejor calidad de vida; el pueblo no se da cuenta pero este cambio es favorable”; sin embargo todos tienen en claro que lo más seguro es que el rédito marginal de un negocio que no los tiene como protagonistas de la actividad turística, tienda a desplazarlos cada vez más hacia las montañas, hacia las afueras del poblado y que desde allí sirvan a la nueva sociedad tilcareña.
• El presente trabajo no tuvo como objetivo realizar una propuesta concreta para dicho caso de estudio, ya que se caería en una forma repetida de elaborar proyectos a espaldas de los verdaderos involucrados en estos procesos: la comunidad autóctona como participe y directora de su propio desarrollo y destino. Las entrevistas con los lugareños, la observación directa realizada en Tilcara, han servido para dar cuenta y reforzar la idea de que debe ser la población local quien formule las propuestas, quienes planteen los reclamos a las autoridades, quienes autodeterminen su participación en esta actividad. Los lugareños tienen simples propuestas que ayudarían a frenar  gran parte de esta problemática, necesitan que las autoridades los escuchen.
El estado y el sector privado en el ámbito turístico deben demostrar una participación más comprometida con la cosmovisión de la comunidad receptora y garantizar los derechos culturales de los pueblos, lo que no debe limitarse únicamente a la protección de su derecho a la expresión cultural, si no que también debe garantizar las bases materiales de la existencia de las comunidades. Por esto, es de suma importancia  replantearse la forma de distribuir las ganancias económicas que el turismo aporta, para que el mismo beneficie a las comunidades involucradas en este proceso.

9. AGRADECIMIENTOS 

Desde el inicio de este trabajo muchas personas se han comprometido de alguna u otra manera para que éste sea lo que es y haya visto por fin hoy la luz. Por ello quiero agradecer a:
- Guillermo Fritegotto, profesor de Trabajo Final, quien me guió durante el transcurso del trabajo, por la confianza, por el impulso y por sus innumerables consejos en el plano académico y personal.
- Mi tutora, Laura Pasquali, por su ayuda profesional y por su valiosa contribución para poder concluir con este trabajo.
- Federico, mi novio, por soportar mi mal humor cotidiano, por acompañarme en todo momento, en mi trabajo de campo en Tilcara y en el día a día, por las risas y sus consejos oportunos.
- Mi familia, por alentarme a seguir adelante en los momentos más difíciles con este proyecto y por sus críticas constructivas.
- Caty, Ruly y Flor, por los aportes que me brindaron durante mi trabajo de campo y por su hospitalidad.
- Georgina, Mariana y Sebastián, mis compañeros y especialmente amigos de todos estos años de facultad, por su apoyo incondicional en esta instancia formativa y por todos y cada uno de los momentos compartidos.
- Lucía, Paula y Sole, mis amigas de toda la vida, por su ayuda en la última instancia del trabajo y por estar conmigo en todo momento.
A todas estas personas mi más sincero y profundo agradecimiento.

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Fuente: NAyA (Noticias de Antropología y Arqueología)

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